Algo de La Luna de Miel: playa, comida, esmaltes, atardeceres

A pedido de varias de mis amigas de Twitter, voy a vencer mi timidez extrema y mostrarles algunas instantáneas de mi Luna de Miel. No lo hice antes porque no estaba segura de que les pareciera interesante, pero ahi van. Son de Salvador, y Praia do Forte, en Bahia. Unos de los 10 días más inolvidables de toda mi vida

Haciendo click sobre las fotos se ven más grandes

Salvador es una Ciudad enorme, vibrante, apasionada, con un mar que se muestra bravo en algunas playas y un oasis calmo en otras. De agua calentita y transparente. En la zona del Farol de Barra donde estabámos alojados, el atardecer es tan espectacular que la gente aplaude y festeja cada puesta de sol como si fuera la última

  Praia do Forte es un pueblito a unos 60 km de Salvador, con playas casi desiertas y un mar precioso, lleno de pececitos, cangrejos, corales. En Brasil se come taan rico! Las frutas más sabrosas, camarones a toda hora, pescado fresco, arroz con feijao. Una noche nos la jugámos y comimos en un restaurant especializado el sushi más rico y abundante que probé en toda mi vida. No entiendo a las personas que van y solo comen en Mc Donalds, la comida local siempre es más fresca y exquisita

 

Se dice que en Bahia de todos los Santos hay una iglesia por cada día del año. Nosotros fuimos a la de Bonfim (cintita de colores incluída) y a algunas dentro del Pelourinho, el barrio más antiguo y colonial, con sus casitas de colores y sus adoquines con callecitas que bajan y suben. No faltaron rápidas visitas a lojas de esmaltes y a mercados de artesanos

Durante este viaje tuvimos muchos momentos mágicos y uno de ellos fue ser terriblemente afortunados y ver como desde el Proyecto Tamar, fundación que proteje a las tortugas marinas, en Praia do Forte, liberaban al mar unas 25 tortuguitas recién nacidas. No se dan una idea de la emoción al ver esos seres tan indefensos en su camino al mar, cuando la ola se las llevaba, a mi que amo los animales, se me hacía un nudo en la garganta y me daban ganas de aplaudir. Yo sólo conocía el Sur de Brasil, y el Norte me fascinó, los paisajes son gloriosos, la gente es la más cálida y amable del Mundo, el clima es ideal, la verdad se nos pasó rapidísimo, casi como un sueño.